Pensamiento

Una nueva oportunidad

 

Como en 1997, un letrero colocado en el frente de la casona fundacional de City Bell hace pocos días encendió la alerta: el inmueble se ofrece en alquiler.
Doce años atrás, el cartel suspendido de una de las ventanas del inmueble desocupado anunciaba su venta y ese hecho disparó en nosotros un artículo instando a que la Municipalidad, la Provincia o cualquier otra institución estatal o privada se hiciera cargo del mismo. Las razones expuestas fueron varias, fundadas en que esa casa es la primera edificación erigida en City Bell y su construcción se inició en 1914, el mismo año de la fundación del pueblo.
En segundo lugar, funcionó allí la administración de la Sociedad Anónima que dio origen a la localidad y fue al mismo tiempo residencia familiar de don Tobías Büchele, primer administrador de la naciente villa.
Por último, veíamos la necesidad de que City Bell tuviera un lugar público desde el cual emanara la actividad cultural tendiente a reafirmar la identidad y la idiosincrasia de la ciudad y sus habitantes, que fuera simiente de un museo temático y que reuniera toda la bibliografía y la memoria que lograra reunirse acerca del pasado y el presente lugareños.
Por razones históricas hay dos lugares que se imponen con prominencia para esos fines: el casco de la Estancia Grande -que hoy pertenece a la Agrupación de Comunicaciones 601 del Ejército Argentino- y la casa de Cantilo esquina 7, que hoy nos ocupa.
Esta última, al igual que el viejo tanque de agua, se presume que fue edificada con los ladrillos cocidos en el horno de don Eusebio Carnevale, primer arrendatario de tierras y primer ladrillero del lugar.

La noticia de la venta de la querida casona apareció en tapa de un semanario de aquellos años y su repercusión fue tal que movilizó a diversos sectores de la sociedad. Finalmente una agrupación política la tomó en alquiler para el funcionamiento de un ateneo social. Pero el emprendimiento duró lo que duran las alianzas en la política argentina.
Tras quedar nuevamente sumida en el abandono, la propiedad fue puesta en valor hace pocos años, cuando fue adquirida por la misma inmobiliaria que hoy la ofrece en alquiler. Fue repuesto su tejado (el original era de tejas traídas de Bélgica), fueron recuperados la mayoría de sus pisos como así también su carpintería. De las aberturas fueron removidos los postigos tipo celosía y fue abierta una puerta lateral. Asimismo, el color amarillo intenso original de sus muros fue reemplazado por otro más pálido. Todo eso, más la parquización circundante sumada a la eliminación de los cercos, le hace destacarse en una de las esquinas más céntricas de City Bell.
Mirando hacia el no muy lejano centenario de la fundación del pueblo, y teniendo en cuenta el particular interés por la historia local puesto de manifiesto durante los festejos del reciente aniversario, no resulta descabellado volver sobre la necesidad de contar con un espacio cultural que sea cofre del pasado y el presente de nuestra sociedad citybellense.
Como si el destino diera una segunda oportunidad, allí está el edificio fundacional de City Bell, buscando nuevos ocupantes, nueva utilidad. Y hay una historia esperando para ser recopilada y compartida por una sociedad para la cual esa casa no es indiferente. Alguien debe comprometer el apoyo estatal o privado, para que la oportunidad no pase nuevamente de largo.

Junio 2009