Pensamiento

Ser o no ser


Tiempos shakespereanos vivimos en City Bell. Como si alguien hubiera abierto la tranquera, comenzaron a aflorar los efectos de la transformación urbana.

Muchos vecinos aquerenciados aquí desde hace años pero reconcentrados en sí mismos y en el metro cuadrado que lo rodea -no es un defecto, es una modalidad- se ha topado de repente con grandiosos locales comerciales sin recordar en un primer momento qué había antes en ese lugar. El ejercicio de memoria los lleva a caer en la cuenta de que el costo de esa modernidad había sido la inexorable pérdida de alguna de las antiguas casas fundacionales del pueblo. "Qué lástima", dicen, cuando es demasiado tarde ya para lágrimas.

Al cierre de esta edición las noticias dicen que no habría complejo comercial en la puerta de entrada del barrio Savoia. La presión vecinal organizada en dos o tres vertientes, habría logrado su cometido y los responsables del proyecto, junto al Ejecutivo comunal, estarían buscando nuevo emplazamiento para una empresa que puede ser maravillosa pero no responde al gusto y los deseos de quienes bregamos por un City Bell tranquilo.
En la mañana del pasado miércoles 11 se descubrió la destrucción de las ya ruinas del aljibe más antiguo de City Bell y en muy pocas horas surgió la propuesta de solución y los decididos a llevarla a cabo.

Y no sabemos aún qué resultará de la ordenanza del Concejo Deliberante de arancelar el estacionamiento en la zona céntrica citybellina. Las primeras voces en contrario se alzaron apenas aprobada la normativa.

Los ediles parecen haber decidido que la zona norte del Partido es tierra arada preparada para la siembra de lo que en su propio terruño platense no se animan a hacer. El municipio propicia una zona exclusiva donde no la hay, hurtar la tranquilidad de quienes la vienen construyendo a fuerza de echar raíces en esa zona de la comarca, lejos de la esquizofrenia urbana. Los vecinos de City Bell saben muy bien qué quieren ser y qué no. Y lo expresan a los gritos, si es que a la acción ordenada, respetuosa pero sin pausa se la puede calificar de "grito". Un apéndice de La Plata o un genuino City Bell. Esa es la cuestión.

(Julio 2012).