Conversaciones
Sangre pionera


Nieto e hijo de pioneros habitantes y constructores del pueblo,
Luis Tobías Büchele atesora fotografías y anécdotas relacionadas
con City Bell, en un esfuerzo por recuperar y conservar la historia local.


Luis Tobías Büchele está casado con María del Carmen Williman y es el padre de Luis Enrique, músico coreuta de conocida actuación en nuestro medio. Es el mayor de los nietos de don Tobías Büchele -administrador de la Sociedad Anónima City Bell desde la fundación del pueblo hasta su traspaso al municipio- e hijo de Tobías Büchele (h) -"Tobi"-, encargado maquinista de la usina eléctrica que funcionaba en el actual emplazamiento de Edelap, quien ocupó ese puesto hasta la transferencia del servicio a la Compañía Argentina de Electricidad el 23 de diciembre de 1927.

Luis Tobías, memoria viva


"Adolfo Labougle (presidente de la Sociedad Anónima) fue a hacer una tesis de agrimensura a Bahía San Blas, donde mi abuelo Tobías Büchele era almacenero -rememora Luis-. Parece que un estanciero le había hablado bien de él, que era persona decente, y entonces lo contrata para que fuera el administrador en el pueblo que estaban a punto de fundar. Hizo venir de Alemania a Bahía San Blas a su esposa Úrsula y a sus hijos Juana, Matilde y mi papá, Tobías hijo. Cuando mi abuela vio que en los alrededores andaban los indios, se volvió a Alemania. Al tiempo, mi abuelo los hizo venir otra vez y ahí es donde se conocen con Labougle".

Don Tobías había nacido en Memmingen, Bundesland Bayern, en el sur de Alemania, y asoma por nuestras playas en la memoria familiar en inmediaciones de Bahía San Blas. De aquella época se conserva documentación de la Sociedad Anónima Enterprises de Travaux Publics que lo certifica, como las constancias de sueldo emitidas por valor de $65,00, los que con los descuentos correspondientes a comida y asistencia médica se reducen a $53,20. Las "papeletas de pago" tienen fecha de mayo y junio de 1914, en curiosa coincidencia con la fecha fundacional de City Bell.

Tobías hijo, nacido en 1899, supo desempeñar los oficios de mecánico y de tornero, antecedentes que le dieron sobrada experiencia para tener a su cargo el funcionamiento del motor Otto Deutz de la usina del nuevo pueblo.

Atesorar la historia

"Pienso que sería lindo que no se perdiera la historia del pueblo", dice hoy Luis Tobías, quien atesora gran cantidad de fotografías originales y fotocopiadas que testimonian las diferentes épocas de City Bell. El mayor de los descendientes de don Tobías y Tobi ha recopilado además buena cantidad de fotografías familiares de antiguas familias locales. "Alguien tiene que conservar la memoria del pueblo", dice, en la esperanza de que alguien, alguna vez, encare la colosal tarea de clasificar tanto material histórico.

Luis Büchele vuelve a la evocación familiar -tan estrechamente enlazada con la del pueblo- y recuerda que su abuelo inicialmente "vivía en La Plata porque aún no había casas en City Bell". El año de la fundación se construyó la primera casa, destinada a la administración del pueblo y vivienda del administrador, sobre la esquina de Cantilo y 7. Es la misma casa que por años estuviera abandonada y que un emprendimiento empresarial acaba de adquirir y recuperar. Luego los Büchele compraron una casa en 7 entre Pellegrini y Güemes, construida por el otro abuelo de Luis: don Luiggi Gamerro.

"Mi abuelo Luiggi Gamerro -evoca ahora a su abuelo materno- era quintero y parece ser que mi viejo, el maquinista de la usina, le echó el ojo a mi mamá, la hija de Gamerro, que era bien bonita. Mi abuela Bárbara le tomó simpatía a mi papá. Pero don Luiggi no lo quería. Entonces, cuando el viejo se iba, la vieja levantaba una caña con un repasador blanco: cuando la caña estaba con el repasador, mi viejo entraba a la quinta a visitar a la novia. Mi abuela Bárbara era macanuda, era realmente 'bárbara'. La casa era la quinta 'Morita', de Camino Belgrano y 12, que ahora está cortada por la apertura de esta calle".


La familia Büchele, en la casona fundacional.


La historia en el bolsillo

Büchele va y viene en los relatos y los recuerdos. Evoca al viejito Duzzo, a la "Negra" Andrea, y revisa no pocos papelitos con nombres, fechas y números de teléfono que extrae del bolsillo de la camisa, integrantes de una cosecha que no conoce tiempo ni lugar. En cualquier momento, en el comercio donde hace las compras o en la sala de espera del médico, recogerá algún dato que le permitirá reconstruir un pedacito de la historia del pueblo del que su abuelo y su padre merecen ser reconocidos como próceres, sin temor a la exageración.

"Mi abuelo Gamerro venía una vuelta de La Plata con el Chevrolet '37 que tenía y allá por la fábrica de ladrillos Ctibor, donde ahora está Wall Mart, se salió de la ruta. Cuando se dio cuenta, siguió como venía por el medio del campo. Pero cuando llega a su casa en City Bell (en esa época ya vivía en Cantilo entre 17 y 19), y quiere frenar, se da cuenta de que se le habían roto los frenos. Así que apuntó para un árbol de paraíso que había en la vereda y ahí no más lo acomodó al auto, encima del tronco", se entusiasma en el relato de lo que, sin duda, habrá sido el comentario de aquellos años en City Bell.

"Al día siguiente -prosigue- le pide al auto a mi viejo, un Ford 1928, porque tenía que ir hasta una quinta, por Cantilo y 28 o 29, posiblemente la de Balbusa, que era un amigo de él. Y ni bien sale al camino Belgrano, lo agarra el micro nº 10 del Expreso Buenos Aires. Quedó desparramado por el camino, lo juntaron y lo llevaron al hospital. En pocas horas destruyó dos autos".

Y para seguir en tema, habla de "la Bufachera", nombre con que conocían al Ford 1927 de Tobi Büchele, gracias a los bufidos del motor cada vez que se ponía en marcha. Durante mucho tiempo, la Bufachera no pocas veces ofició de ambulancia cuando la necesidad por una urgencia lo requería.

Hoy que autos es lo que sobra en City Bell, Luis Tobías Büchele dice que haría falta más calles asfaltadas. "Aunque no sé si la idea de los tiempos de la fundación era esa", reflexiona.