CB Historico
El corazón de la historia


Una unidad del Ejército ocupa el predio que fuera casco de la Estancia Grande. Conserva edificios y una arboleda históricos y una bandera arrebatada al enemigo.


Los más antiguos se refieren a la guarnición militar City Bell como "el cuartel". Otros lo llaman "el regimiento". El asentamiento que hoy alberga al Distrito Militar La Plata y a la Agrupación de Comunicaciones 601 como unidades principales, fue el último "bastión" de la Estancia Grande de Jorge Bell, hasta que en 1944 el Estado argentino expropia esas tierras para la instalación del Regimiento 2 de Comunicaciones del Ejército.

Un lugar importante

El cuartel de la Agrupación de comunicaciones 601 lleva el nombre del teniente coronel Higinio Vallejos, en honor al primer oficial radiotelegrafista del cuerpo de esa especialidad del Ejército Argentino.

En sus tiempos de recluta, a este escriba le explicaron que era ésta una unidad de suma importancia para el Ejército Argentino, toda vez que por ella se canalizan las comunicaciones más importantes de la fuerza y reporta directamente al Comando en Jefe y no al Cuerpo de Ejército de la jurisdicción.

El estandarte de la Agrupación de Comunicaciones se estampa sobre un fondo blanco con rayas verticales y horizontales en color negro, fileteadas de naranja, y rayas diagonales en color azul.

En el centro sobresale un águila alada sosteniendo los rayos, y en su pecho un escudo con sol radiante y tres puntas unidas en triángulo, con fondo azul atravesado por un rayo. En el borde se destaca una guarda en color rojo, con la denominación y el nombre de la unidad. El sol radiante fue el distintivo que desde 1904 llevaron los radiotelegrafistas. El color negro fileteado en naranja sirvió como distintivo de la especialidad entre los años 1922 y 1944. El color azul es el actual que distingue al arma, al igual que los rayos cruzados. El color blanco recuerda el manto del Arcángel San Gabriel.

Un cartel da testimonio del
paso de las tropas inglesas en 1807.
 

Ayer y hoy

Este cronista conoció las instalaciones del cuartel en su calidad de recluta hacia 1979, pero las circunstancias citadas no le ayudaron demasiado a dimensionar la importancia histórica del predio. Sabía que el Casino de Oficiales ocupaba las instalaciones del casco de la vieja estancia (se presume que su construcción data de 1835) y había oído algo del paso de las invasiones inglesas de 1807 por estas tierras, pero no mucho más.

Apreciaciones posteriores propias y ajenas, comparaciones de fotografías y planos antiguos y actuales permitieron de alguna manera proyectarse en el tiempo hacia atrás y comprender la importancia que en la historia ha tenido el predio comprendido entre la avenida Güemes y el arroyo Rodríguez; entre el Camino Centenario y aproximadamente la continuación virtual de la avenida Sarmiento: es uno de los puntos más altos, próximos a la costa, entre el puerto de Ensenada y el de Buenos Aires.


Así se aprecia hoy el viejo casco de los Bell.

Fue el centro neurálgico de una de las principales estancias agroganaderas de la pampa húmeda entre mediados del siglo XIX y la primera década del XX; contó con un sistema de alimentación de agua de avanzada; tuvo jardines diseñados por un excelente paisajista y su mantenimiento fue una de las principales preocupaciones de sus dueños. Las dimensiones del casco y adyacencias (poco menos de cien hectáreas) da una idea de la dimensión total que llegó a abarcar la Estancia Grande.


Un viejo edificio

El casco se conserva original desde su construcción en 1835, y salvo reformas que hacen a su operatividad y practicidad, se conserva en muy buen estado, y relativamente las modificaciones respetan el estilo primigenio. Antiguas fotografías dan testimonio de que originalmente sólo contaba con la planta baja y fue el propio Jorge Bell quien hizo construir la superior en los finales del siglo XIX.

El grosor de las paredes habla de la usanza de la época. Ladrillos de 14 x 28 centímetros conforman las paredes de cerca de un metro de espesor, necesarias para frenar el ataque de las flechas y las lanzas de los malones que aún por entonces podían merodear la zona. A pocos metros se levanta la que fuera vivienda de los peones y caseros, donde además funcionaba la cocina de la estancia: la casa principal no tenía originariamente instalaciones para tal fin, como así tampoco la planta alta, que habría sido edificada por Bell.


La leyenda que faltaba

Llama la atención ante esa circunstancia una antigua tapa en el piso de una de las dependencias del casco, que sería el acceso a un sótano para despensa, algo no del todo coherente si los alimentos se procesaban fuera del edificio. Algunas conjeturas especulan con que podrían ser dependencias destinadas a calabozo para esclavos, tal como existen en la casona de los Pereyra Iraola, en el Parque del mismo nombre. Sin embargo, para la década de 1830 en que fue construido el casco de la Estancia Grande la esclavitud había sido ya abolida en nuestro país. De allí en más, la leyenda en torno de la tapa en el piso del casco se pierde en los laberintos subterráneos de la imaginación. Después de todo, toda historia de viejos edificios necesita de algún misterio, y mejor si se trata de un túnel de destino incierto.

La foresta del cuartel es rica y valiosa: a los ombúes y casuarinas se agregan añosos eucaliptos, palmeras, altísimas araucarias y variedad de especies. Se destaca un ejemplar de Santa Rita cuya antigüedad fue estimada por expertos en unos 250 años.

Detalle.
Antiguas Farolas en la casona de la Estancia Grande.


La expropiación

Como hemos dicho, en marzo de 1944 se instaló en la estancia de los Bell el Regimiento nº 2 de Comunicaciones del Ejército. Desconocemos las alternativas en que se produjo ese traspaso, aunque sabemos que se trató de una expropiación y que la familia de estancieros recibió a cambio una suma de dinero que podría calificarse de "simbólica".

"Nos ofrecieron $400.000, que eran unos u$s 1.500 en ese entonces -rememora Lorna Bell, quien vivía en ese momento en la Estancia junto a su madre-. Thill (el rematador de La Plata) llamó a mi mamá y le dijo que tenía $5.000.000 en mano para comprar. El doctor Rodolfo Buttine era el abogado de mi padre. A él le pareció una maravilla que nos expropiaran la estancia. Se me ocurre que lo ha hecho con la mejor intención. Fuimos a juicio, que dimos a otro abogado, y finalmente cobramos unos $700.000".

La reconquista fallida

Illeana Bell, prima de Lorna e igualmente nieta de Jorge Bell, se casó con Alejandro Agustín Lanusse, Comandante en Jefe del Ejército y Presidente de facto hacia fines de la década del '60 y principios de la siguiente. "Antes de que 'Cano' (así llamaban los íntimos a Lanusse) estuviera en la presidencia estuvimos hablando con él, se habló con Logística, con Tierras Fiscales, y estaba todo armado para que nos devolvieran la estancia -explica la nieta de Jorge Bell-. Y lo nombran presidente. Vamos con mi hermano a la jura en la casa Rosada, y él nos dice: 'Se darán cuenta que no lo puedo apoyar porque van a creer que es un negociado mío'. Era muy comprensible", señala.

Tiempo después, a decir de la señora Lorna, el banquero David Graiver, propuso un negocio a los Bell ante la posibilidad de que les fueran devueltas las tierras: "Si le dábamos la venta de la estancia, nosotros nos podíamos quedar con la parte de la casa y los jardines y él financiaba el pago de los edificios construidos por el ejército aquí", dice. "La provincia estaba dispuesta a ceder un terreno de 200 hectáreas entre Villa Elisa y la costa".

El proyecto quedó en la nada con la muerte del banquero, envuelta en turbias circunstancias políticas. "No sé si no fue una suerte que no nos metiéramos en ese negocio", dice Lorna con cara meditativa.

Vecinos

Hasta 1944 en que el Ejército Argentino se instaló en el lugar, la Estancia Grande "convivía" con el pueblo fundado por Bell. Eran vecinos, calle de por medio. La que sería la segunda casa del pueblo y sede de la primera escuela (8 entre 15 y Pellegrini) está a menos de 200 metros del actual batallón. Más cerca aún, se conserva una de las casas construidas por aquellos años fundacionales por don Luis Gamerro y en la que viviera Tobías Büchele (h) y familia.

Y aún con sus nuevos ocupantes en el predio, la población se siguió abasteciendo en el lugar de ciertos servicios elementales: los más antiguos vecinos recuerdan cuando iban a buscar carne, leche y otras menudencias a lo que antiguamente había sido "la estancia".


Malvinas


En 1982, la Compañía Operaciones Electrónicas 602 con asiento en City Bell participó en el conflicto de Atlántico Sur; la información que obtuvo mediante tareas de inteligencia fue vital para el hundimiento de los buques ingleses Sir Galaghan, Atlantic Conveyor y Shiefield.
La bandera de Guerra del Batallón Operaciones Electrónicas 601 recibió una Medalla de Plata y Diploma de honor por la participación de esta Subunidad en el mencionado conflicto.
En una de las paredes interiores del Casino de Oficiales puede apreciarse una bandera inglesa, bajo la cual puede leerse una plaqueta de bronce con el siguiente texto: Trofeo de guerra. Banderín tomado al invasor inglés en nuestras Islas Malvinas. Donado por el Tte. Cnel. Tomás Dománico (1998)".
Dománico revistó en la oficialidad de la unidad militar local.